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miércoles, 6 de octubre de 2010

Gobierno Nini

Por Herman Aarón García Luna

                                    El término peyorativo utilizado por las diversas instituciones gubernamentales y sociales para referirse a los jóvenes que no realizan alguna actividad educativa o económica (Niní), es decir, que ni estudian ni trabajan, constituye una severa discriminación para muchos jóvenes y, por ende, una flagrante violación a sus derechos humanos.

                                    Recientemente se ha desatado toda una discusión respecto a cuántos jóvenes en México están dentro de este esquema social. Las cifras varían, mientras el Secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, declara que son 285 mil los jóvenes desocupados, el Rector de la UNAM, José Narro, afirma que la cifra llega a 7.5 millones de jóvenes, cifra que representa el 22% de ese sector. (Jornada 24/08/2010).

                                    Independientemente de la cantidad, lo cual no significa algo que debemos ignorar, en principio el término despectivo pretende situar a todos esos jóvenes en una condición voluntaria de no querer trabajar o estudiar, cuando muchos de ellos han sido marginados del esquema institucional que rige nuestra vida en comunidad.

                                    Desplazados de las instituciones sociales como la familia, el barrio, la comunidad y la escuela de manera autoritaria, un último recurso se sitúa en la actividad laboral. Sin embargo, las cifras oficiales muestran que el desempleo juvenil va en aumento de manera desmedida y hasta ahora no existen políticas eficaces para combatirlo en ninguno de los tres niveles de gobierno.

                                    La Declaración Universal de los Derechos Humanos firmada por nuestro país estable en su artículo 7º  que “…Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”.  La falta de acceso a una educación de calidad y a un empleo digno, por sí solo, constituye una violación a los derechos de los jóvenes y el discriminar a quienes no tienen acceso a uno u otro es un contumaz desprecio a la juventud mexicana.

                                    Todo parece indicar que la intención es olvidar el origen de esa situación. Fiel a su estilo, los gobiernos del PAN pretender evadir su responsabilidad con actitudes de menosprecio hacia la juventud y olvidan que tal situación es grave y ha sido provocada por la falta de inversión en la educación y una errónea política económica que ha generado desempleo masivo en los últimos años.

                                    Habría que buscar una palabra más objetiva y menos desdeñosa para nombrar a ese sector juvenil que no tiene acceso a la educación y no tiene empleo y que retrate mejor su condición de marginados sociales o desplazados institucionales.

                                    En contraparte, el término Niní le queda mejor al gobierno, puesto que ni genera empleo ni invierte en más espacios educativos. Siendo francos, el PAN Ni siquiera ha sabido gobernar.

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